Diario de OCOL: Veintidos de agosto, 4:34. Final II.

Diario de OCOL: Veintidos de agosto, 4:34. Final II.

Improvisación.

La carretera se hacía estrecha, la pátina se iba volviendo rosada y las ramas, los tallos y sarmientos, pámpanos, broza, yemas, pezones, capullos, estolones, serpollos, merodeaban. Requiebros y madrigales. Madreselva luminiscente, violetas corché, lirios, lavanda rastrera, dalias, crisantemos dos tallos una flor, azaleas y acacias reptantes, iris de lengua rosa, nenúfares algadara y rosas verdes, turquesa, romeros de cristal de ceniza, petunias catarata y jazmín argentino. Troncos atávicos que se alargaban fabricando sombras bajo las cúpulas de cien abetos, y saúcos y pinsapos enredados en espina de pescado y campanas doradas, y enebro, y cerezos ciruelo, laurel y espino de ascua, olmos y tilos. No reconocía el paisaje. El cielo perseveraba oculto desde el temblor, clandestino.

Mi marido sabe que tú y yo estamos hablando de lo nuestro. Sabe que nos buscamos y lo consiente, no tiene más remedio. Y prefiere que me estrelle contra un muro para poder recogerme después del suelo mal herida. Sé que reza porque esto ocurra de una vez y por eso me «dejar ir». Baja la cabeza y respira hondo. Es fuerte en los puntos intermedios (yo no), sabe hacer cola y cree estar ante un fragmento de un proceso en el cual será vencedor. Recogerá los pedazos que queden de mí cuando te canses, una vez hayas saboreado mi sexo y te resulte habitual mi cuerpo desnudo, y mis sonrisas detrás del cristal del vino. Y sí, quiero pasar por ello. No lo esperabas. Quiero aventurarme a sentir eso que aún no he podido, y no valgo seguir viviendo sin comprobar si es lo que parece. No debo negarme algo que pueda estar echando de menos toda la vida siendo seguramente un error. Antes de vivir a medias prefiero enfrentarme a ello y cuando lo nuestro acabe y ya no me importes, y ya no te importe yo a ti, volveré a mi piel y afrontaré la vergüenza de los errores cometidos. Luego redimir a la sumisión y ensayar escrupulosamente el amar al único hombre que me ha querido será inevitable y lo aceptaré sin chistar. Estoy segura de que será cuestión de tiempo. Y ya no habrá pendientes, ni engrandecimiento de lo imaginado, será tácito y claro, ya será incuestionable. El espejismo se desenmascarará en su propia esencia, y entonces yo aprenderé. Y tú te irás para siempre.

Octubre.

El mes de octubre es así. El mes de octubre intenta parecer efímero, y pretende conmover con su decadencia; escondiendo suelos, mintiendo para parecer atractivo en las luces profeta. Garganta tierna, invento, indumentaria maleducada, vanidosa. Correría de moscas.

El mar era antes. Unas huellas pueden representar algo que jamás pudo haber sucedido. No son una piñata estricta que pretendía contarlo todo.

De sus marcas, de sus colgaduras y arrastres sí. Sí, claro. Claro que hubiera metido la mano y tirado de ella como si el gancho fuera yo, desde afuera y cómo podría, me preguntaba en aquel bosque sin fauna multiplicado por las apariencias, pintado de blanco. No ha pasado tanto tiempo desde aquel día.

No inventemos definiciones. Maldito sea el hombre que sólo aprende del Hombre. Todo es verdad y todo es mentira. Cojines, vino y envidia.

Acaso yo soy quien fui, o lo que pueda llegar a ser. Pues eso también da igual. La única certeza que tengo ahora es que no pretendo ser comprendido, ni me estoy explicando.

Uno mismo… y los guiñoles sin insignia, y los títeres, polichinelas, peleles, marionetas, bufones y arlequines que se ríen sin motivo, todo eso. Chisgarabises, zascandiles y mequetrefes que sustentan la macroeconomía global. Y mientras se mueren de sed nuestros hijos, ansia de belleza, monigotes, osamenta, difuntos y juanetes. Y buscamos agua en Marte. Pantomimas y acrobacias, cabriolas, contorsión, pirueta y equilibrio, remedos y caricatura, por si se nos ocurre besarnos sin pensar que con mirarnos es suficiente.

Mírame, soy un caracol.

maldito viaje ni una vez más

infierno de paso

maldito en la luz de día

absurdo de los que anduve y perdí

ni caso

ni una vez más

(Raquel Ruiz)

Sí, la huella. Éramos un punto en la distancia. El hombre que se cree importante es un punto en la distancia. La lejanía era una esfinge con la boca abierta que engulle turistas, y convencido de seguir la pista.

Nosotros habíamos despertado, o quizás no. Nosotros íbamos, o tal vez veníamos. Eso no lo puedo calcular. Lo que sí os puedo decir es que éramos, en toda la extensión. Los moldes están manchados de hollín y el laberinto es de hielo forjado. Los soles surgen en el momento justo. Los fuegos ya no serán más peligrosos que los moldes y el aire sutil se entregará por delante de la tormenta que disimula el tsunami, retrocediendo.

OCOL

Colabora: Raquel Ruiz, mil gracias,amiga.

 

3 comentarios sobre “Diario de OCOL: Veintidos de agosto, 4:34. Final II.

  1. Hola, OCOL… ¡¡Contundente, sentido y sincero!! Como tú…

    «Todo es verdad y todo es mentira»… «Acaso yo soy quien fui, o lo que pueda llegar a ser. Pues eso también da igual. La única certeza que tengo ahora es que no pretendo ser comprendido, ni me estoy explicando.»… «Pantomimas y acrobacias, cabriolas, contorsión, pirueta y equilibrio, remedos y caricatura, por si se nos ocurre besarnos sin pensar que con mirarnos es suficiente. Mírame, soy un caracol.»

    Abrazo de luz… 🙂 😉 :* ¡¡Feliz semana!! T. Q. M. :* Oyeee… ¡¡Te extraño!!

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  2. Buenas noches querida, siempre me encuentro,en lo perdida que soy,con escritos, canciones,y fotos que no había visto, gracias, gracias, gracias…
    No quiero ser Caracol,sacan los cachitos al sol.
    Jajajaja.
    Tqm.Dtb.
    No sabía que Pola saca fotos tan lindas.

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