Día: 10 de abril de 2020

Tijera

Tijera

Asumo el aire que te rodea y desvisto a pétalos el dragón que habita en ti en declaraciones largas de humo azul que rumorean lavanda como si fuéramos abejas que se desvanecen al plegar vuelo, como si nos resignáramos a no ser. Y es por eso que supongo jardín en esta copa de vino que antes fue río en prosa, viviéndote a sorbos donde nos alejamos de las circunstancias adversas que marcan ronda y singladura. Somos formas en la orilla de hierba que hechiza piedras y esclarecidos en lo divino que emana de las simples cosas.

Estoy aquí, señalando una estrella, por si levantas la vista del suelo y la luz te atrae a la miel que tenemos pendiente en el hueco que rodea este fuego. Desearía que vieras más allá de ese emboque de lluvia habanera y grana que se adorna de oscuridad al caer en verso frío sobre nuestros dedos. Bajo la corola de la noche nada nos puede pasar. Siente como quiebra la silueta de la luna, mira los aullidos de apego y derroche, y las resonancias del sitar.

Me miras como a un charco que refleja un satélite perdido, yo te respondo con silencio, vaya a ser que las palabras desaprovechen el tacto de los labios y las trenzas del viernes que pasea por el hilo que sujeta el punto seguido que integra valentía y decisión. Yo te aliento detrás del oído; si te das la vuelta, dejamos la tregua de rebaño y nos servimos los besos aplazados bajo el firmamento de la oveja negra.