espera
dos pasos
herida plañidera
caricia
cuerpo hambriento
alma que vuela
flor de escombrera
(Raquel Ruiz)
tanto frío atraviesa el quebradizo esperador de antes del amanecer del último rugido que encubre tu boca y que despoja a mi alma del disimulo de amante incapaz de romances atestados de candor de indiferencia premeditada que carga con una hoz temblando los sueños desahuciados en lenta evaporación y la decisión tomada
yo me doy por aludido cuando apareces con el corazón en la lengua
invoca a tu dios y dile que no quiero olvidarte o improvisa algo convincente
invoca a tu dios y pídele perdón por eso y por nada
en esta partida soy un convincente crupier fingiendo imparcialidad en el enjaulado en tus miradas perdidas con los dedos rotos en pleno retroceso tras los claroscuros en vertical
no te vengas arriba
mengua
y desconcertado al olvidar las reglas del juego en el momento en que la mano se pone interesante
para colmo una balada
con el reparto de abandono casi perfecto me pierdo entre todo lo que contigo he ganado y nos vemos en un tú y yo sumando cuatro o cinco o seis aunque los dos sepamos no que es verdad
una pira inmortal de carne y cenizas trepa entre las montaña que juran frontera con los fluidos de la punta de nuestro iceberg antes de que podamos atravesarnos y convertirnos en pista de patinaje en distancias irreconciliables donde mueren antídotos y germinan venenos
dan un río que hace de muro
suena
espera
lo nuestro
lo nuestro en un teatro sin butacas abandonado en un centro comercial inerme en un azul apático de flequillo descuidado
lo nuestro no era demasiado
es
por tu trasluz lo sé
pero si no he aprendido ni a coger tus manos imantadas cuando la derrota ya parece urgente en la contracorriente de mis brazos en tu espalda y mi boca en tus ojos y tus ojos en mi boca
un
dos
tres
estatua
es una pregunta
maldita esclavitud que parece poco
no puede ser me dice nuestro anclaje
ves
es una pregunta joder
no puede ser mi asfixia y tu carne en pupilas deshabitadas y sin embargo luz y culminación solitaria y del revés y el amanecer y nuestros besos y el café
del café no me olvides
hoy también te echo de menos
lava cuajada y truenos
marabunta
y al secar la lluvia que escribe tu nombre
calma
no me hagas caso
no te intimides tentando a la suerte de tren
a romperte de próxima parada
y como si esto hubiera sucedido antes del atardecer y tú me estuvieras esperando con el rubor de tus mejillas de volcán arrinconado en ese beso inerte en un castigo hundido y tocado
eres mío dice la nada
la impavidez de tu intención no es roca en este acantilado donde el vértigo encaja con la altura y donde tú y yo deberíamos de empezar a ser valientes o mendigos
dices
yo me doy por aludido cuando apareces
espero que no te alarme si te lo digo a la cara
nadie lo hubiera dicho nadie habría adivinado que tú y yo nos amáramos de aquella manera
ni siquiera tú y yo
OCOL
Colabora Raquel Ruiz, infinitas gracias, amiga.